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¿Arteterapia yo? No podría, no sé dibujar.

"Me llevó cuatro años pintar como Rafael pero una vida entera pintar como un niño"

Picasso


A lo largo de estos años como arteterapeuta, al hablar sobre el trabajo que realizo, muchas personas me han hecho el mismo comentario y con la misma rotundidad: "¿Arteterapia yo? No podría, no sé dibujar".

Cuando en la conversación llegamos a este punto, siento tristeza por descubrir entre los adult@s un freno tan grande a la expresión más básica y pura que todas las personas llevamos dentro desde nuestra infancia, la cual nos acompaña el resto de nuestra vida aunque no nos acordemos de ella o, incluso, la neguemos. Lo más bonito de todo esto es que siempre podemos retomar el contacto con esta expresión tan nuestra, perdida la mayoría de las veces en nuestra vida adulta.


En el momento que nos permitimos volver a dibujar sin pretensiones de hacer una gran obra artística, sino sólo atreviéndonos a dejar nuestra mano libre para disfrutar del trazo que ella quiera hacer, mezclando colores desde la pura espontaneidad, sin buscar ningún significado específico... El dibujo empieza a cobrar vida y a expresar por sí mismo y es cuando la persona dice sonriente otra de las frases más repetidas: "¡No dibujaba desde que era niñ@! Ya no recordaba lo bien que sienta". Con este acto, podemos conectar con los trazos naturales de nuestra infancia, donde no se nos ocurría responder con un: "¿Colores? Me encantaría pero no sé dibujar", sino que simplemente dibujábamos sintiéndonos libres, sin importarnos la opinión de los demás.


Decía Picasso: "Me llevó cuatro años pintar como Rafael pero una vida entera pintar como un niño". Este enorme artista parece que comprendió el valor de la expresión más pura y directa, donde lo simple es potente, vivo, se mueve sin reglas y siempre expresa.


La realidad es que cada persona, de una manera más o menos consciente, sabe lo que ha sentido con cada trazo de su dibujo y con los colores elegidos. El dibujo puede representarse de maneras más o menos realistas, mediante garabatos, mezclando colores, con figuras concretas... Esto es algo que tod@s podemos hacer, sin embargo, nos presionan y exigen tanto desde la infancia que después de tanto oír cosas como: "el sol no es verde", "colorea sin salirte de la raya", "creo que podías hacerlo mejor"... Nos hacen creer que sólo el dibujo realista vale para algo, negándonos cualquier otro tipo de expresión y haciéndonos perder mucho de nuestra persona más auténtica con ello.


Pues bien, hoy se sabe del enorme poder terapéutico de la expresión personal a través del dibujo, el barro, el movimiento... El hecho de dibujar siempre aporta sensaciones nutritivas a nuestro organismo. Si, además, quieres llegar a una comprensión más profunda de tus dibujos, tus figuras de barro... y entender de una forma más clara la parte inconsciente que expresaste a través de ellos, puedes probar las sesiones de trabajo personal que ofrezco, estaré encantada de acompañarte en este reencuentro contigo mism@.


Begoña León

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