"Aquello que para la oruga es el fin del mundo, para el resto del mundo se llama mariposa", Lao Tsé (s. V-VI a.C).
Es tan fácil creerse que somos de una manera y que no podemos cambiar, que nuestra vida es la que es, la que nos ha tocado, la que me dicen mis padres, la que me dice mi jefe, la que me dicen mis colegas, la que me digo yo... que probar a hacer cambios en nuestra persona puede llevarnos, fácilmente, a la sensación del fin de nuestro ser, de angustia frente al abismo de lo desconocido y tendemos, rápidamente, a abandonar todo posible cambio para volver a lo que ya conocemos, a lo que nos "funciona" ante los demás aunque no nos haga ser felices, ni nos haga sentirnos completos o con sentido, realmente. Por el miedo al cambio, nos negamos con mucha facilidad el poder vivir nuestra propia metamorfosis y vivir, al fin, como esa mariposa que podemos llegar a ser.
Como bien decía Lao Tsé, para la oruga el cambio es el fin, es la muerte de sí misma, sin saber que no es más que el principio de una vida nueva para sí misma, donde no muere, sino que se transforma pudiendo realizar más cosas de las que antes podía como: emprender el vuelo, tener vistas mucho más amplias, conocer más mundo y a más seres, pasar de arrastrarse a vivir liviana... ser libre.
Para mí, esta imagen es de gran importancia y considero que el trabajo terapéutico es un maravilloso y potente apoyo para poder verse, identificar recursos propios olvidados, necesidades no cubiertas, probar nuevas fórmulas para gestionar nuestras vivencias... Y, desde ahí, crecer y evolucionar desde nuestra forma anterior para de verdad poder "ser" o poder ser de verdad. Esto suele ser lo más temido a la hora de decidir si empezar o no un proceso personal, el miedo a tocar nuestras teclas más internas, nuestra estructura más profunda y que esto pueda provocar un daño a nuestra persona, a nuestra propia construcción personal diseñada después de tantos años. Ahí es donde entra la terapia a poner luz y enfocar mejor si los recursos que usamos siguen siendo necesarios, si están caducos, si son insuficientes... Nos ayuda a comprender cómo todos los recursos que tenemos en nuestro interior, de alguna manera, nos han ayudado a sobrevivir y a llegar hasta aquí desde nuestra infancia, sólo que, a veces, seguimos usando estos mismos recursos sin darnos cuenta de que, ya en nuestra edad adulta, podemos emplear otros que nos sean más beneficiosos aún. Esta es la ayuda que presta la terapia para poder verse, evolucionar y crecer.
Por eso, te invito a probar los beneficios de la terapia personal, a vencer tus miedos a lo desconocido y a permitirte esta manera de auto cuidado, yo estaré encantada de acompañarte en el camino a tu "metamorfosis".
Begoña León
Gracias Rocío por regalarme unas palabras tan bonitas. Sí, me llegó la necesidad de compartir, es verdad. 💗✨
Sin duda un gran trabajo de la mano de una persona muy especial, me encanta que lo compartas
¡Qué alegría encontrarnos por este espacio, Biotz! Celebro que estés disfrutando entre orugas y mariposas. Muchas gracias por compartir tus sensaciones y por seguirme en esta nueva aventura. Un abrazo.
Hola Begoña. Que alegria que comiences un blog, porque eso me da la opstunidad de estar un poquito a tu lado y ver donde estas. Aqui entro.. para volver a verte😁
¡Muy feliz de recibir el primer comentario en este mi recién creado Blog! Y más feliz, Arantxa, de saber que te pareció enriquecedora esta primera reflexión.
Mil gracias por seguirme y ¡por aquí nos encontraremos! 😉